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Rosa |
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Argentina |
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rosarodriguez@yahoo.es |
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Al otro lado del océano |
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Hace más de diez años emigré de Argentina a
Suiza.
Si hago un balance, todos los que quedaron en
Argentina, que estaban en una posición similar a la
mía, hoy están mejor que yo.
Todos tienen su casa, su auto, su independencia,
sus amigos, sus familiares.
No sé si vale la pena emigrar, se pierden los
amigos, se distancia la familia, hay que comenzar
de muy abajo, hay que hacer una propia historia
hasta que no te empujan más, simplemente te
dejan en el costadito de los extranjeros.
Nunca se termina de integrar un extranjero, porque
es extranjero, nunca termina de ser aceptado,
siempre tiene que dar explicaciones, siempre tiene
que ocupar el último puesto.
Hay que aprender otro idioma, si no dos o tres, en
los países donde se habla más de uno, el clima
nunca termina de gustarnos, el frío y la oscuridad
de Suiza me astillan, me hieren, me quitan fuerzas,
a las cuatro de la tarde ya es de noche, hasta el
otro día a las ocho, el invierno dura seis meses, el
hielo y la nieve están siempre presentes.
Si alguien quiere emigrar porque piensa que en
Venezuela se vive mal, o en Perú, o en Ecuador,
sería mejor que resuelvan primero esa
insastisfacción que no les permite disfrutar de las
cosas que tienen a mano.
¿Qué falta en Perú? ¿Televisores? ¿Autos? ¿Móviles?
¿Falta en Argentina? ¿En Ecuador?
Todos los electrónicos en diez años envejecieron o
ya casi están por expirar.
Aprecien lo que tienen, sol, buena comida, tiempo
libre, familia, afectos, amigos.
Las sociedades "avanzadas" solamente les van a
ofrecer esclavitud.
Hace siglos los europeos capturaban africanos, que
llevaban como esclavos hacia América.
Hoy los latinoamericanos vienen solos a ofrecerse
como esclavos.
Sean libres en sus propios países.
Dios les bendiga |
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2008-11-02 |
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